Volviendo

En casa tras 24 horas en taxi, avión y tren. El último tramo se hizo particularmente penoso luchando contra el sueño para no pasarme de estación. El viaje terminó de mala manera a causa de algo que todavía no tengo claro: un virus, una reacción adversa al antibiótico, una diabetes descompensada… Cinco días de malestar y un deseo irrefrenable de volver a casa, síntoma de la cobardía ante el futuro que aportan los años.

Mucho material fotográfico por seleccionar. Hoy, tras dormir 14 horas seguidas, no es el momento de ponerse a ello. Lo peor a mi regreso es el frío que hace por aquí, acostumbrado a ir en calzonas cortas y mangas de camisa.