Stevia

Puede ser que haya milagros y, en el caso de haberlos, la stevia es uno de ellos. Se trata de la curación de millones de diabéticos en el mundo. Curación.

Es una planta de la selva, conocida desde siempre por los indios guaraníes que viven entre Paraguay y Brasil. Ellos la llaman «la hierba dulce» o «planta de miel» y, por alguna razón que desconozco, los productos activos de la planta inducen al páncreas diabético a producir insulina y controlar el nivel de azúcar en sangre.

No posee efectos secundarios pero lo malo es que le han caído dos maldiciones encima: la de las multinacionales farmacéuticas, para quienes los diabéticos somos verdaderos rehenes, y la de aquellas otras multinacionales, como Coca-Cola, que buscan un edulcorante para sustituir al peligroso aspartamo con que ahora rellenan sus botellas light o zero. Naturalmente la temible Monsanto no andaba lejos y una planta capaz de producir tal edulcorante le interesa y de hecho está practicando su política de tierra quemada en las zonas de cultivo en origen, en términos muy parecidos a la guerra del terror llevada a cabo contra los cultivadores de soja no transgénica, esto es, los cultivadores que se negaron a entrar en los planes de la compañía.

Leo que Coca-Cola y Argill, dos vendedores de productos saludables, han asociado hasta 24 patentes a un producto extraído de la stevia, sin propiedades curativas algunas, y que la guerra contra los pequeños agricultores de las inmediaciones de la selva ha dado comienzo. La estrategia de Monsanto suele ser comprar las tierras productoras, comprar la producción de semillas o plantones, modificar genéticamente la planta en la dirección que les convenga y perseguir legalmente a los cultivadores que no utilicen sus semillas. De hecho hay una guerra abierta para que la stevia tenga la misma consideración legal que la marihuana, por ejemplo.

Llevo tomando stevia unos meses, en hoja cruda y en infusión, y mis índices glucémicos se han vuelto normales. Sigo tomando la medicación química pero sólo la mitad de lo que tomaba anteriormente y la idea es retirarla por completo si el perfil glucémico permanece en el tiempo. Me regalaron unas plantas, cuatro de las últimas siete que quedaban en cierto vivero madrileño, y las he cultivado sin dificultad alguna. Lo único que desean es tierra de bosque, la llamada en floricultura «tierra para hortensias» (aquí en el Sur), agua y no pasar demasiado calor. Mis stevias tienen ya un porte de unos 80cm y recientemente adquirí una docena más, aunque consumiendo cuatro hojas al día es suficiente o unas infusiones de hoja seca, mañana y noche.

Más recientemente me topé con unos cultivadores malagueños que suministran plantas, hoja seca y cápsulas de stevia micronizada en muy buenas condiciones. Esperemos que las amenazas de las grandes compañías norteamericanas no termine por frustrar esta esperanza.