Los encontré en la plaza. Un matrimonio como otro cualquiera, en apariencia. Era inevitable hablar de X.

Todo eso que cuentan es muy raro -admitió Z. con un ligero cabeceo-, pensad que X. no debe tener culpa.

Pero la intención no era quedarse con ese raro. Es posible que aspirasen a enfermo o, mejor todavía, a malo.

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Contemplar el paisaje como si lo desafiases con la mirada.

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Vuelvo a pensar como un pintor. Parece que regresa la gracia del mar.

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¿Por qué seguir intentándolo cuando todo parece estar en contra? Porque están los que se rinden, impotentes, y echan la culpa al mal que el mundo contiene y los que deciden qué batallas van a librar hasta el final pues comprenden que no hacer nada es infinitamente peor que fracasar.

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Sueño con La Habana. Paredes negras, edificios muy grandes que ya fueron arreglados y caos de tráfico. Otra Habana.

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Leído en cierto libro:

-Yo soy un republicano liberal.

-Nunca he acabado de entender qué significa eso.

-Significa que, en mi opinión, la gente puede hacer lo que le venga en gana siempre y cuando no lo haga cerca de mí.

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La venganza se revela como su propio verdugo.

John Ford, The Broken Hearth

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La finca montera era un hervidero de imbéciles, ejecutivos de la nada y señoritos trueno, todos de verde, acribillando a tiros a venados y jabalíes ojeados por lugareños que agradecían el dinero gastado por los de fuera y estaban resentidos al tiempo por el hecho de necesitar ese dinero para vivir.

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Resulta bastante irónico que lo que trajo los rusos a Occidente no fue el comunismo sino la fe en el capitalismo.