Cromogenia

 

gfgdf

 

Ya he dado la brasa suficiente con el accidente de coche que sufrimos ayer por culpa de la carretera y el aguacero. Estamos vivos y pudimos habernos matado. Lo hermoso dentro de lo terrible fue que, en el instante en que nos deslizábamos sin saber qué nos esperaba, nos miramos para despedirnos. Una mirada que recuerdo larga pero debió ser una fracción de segundo. No era tan malo terminar juntos.

*

Desde que tengo recuerdos como pintor he tenido facilidad natural para el color, no me cuesta ningún trabajo dar con la mezcla adecuada para imitar tal o cual matiz de la realidad. Pero el dibujo  ha sido mi potro de tormento, dado mi carácter de paisajista (lo he sido hasta cuando hacía pintura abstracta, mis cuadros eran paisajes también). Me he aplicado siempre la lección de Antonio López: trabaja intensamente aquello para lo que no tienes facilidad natural. Él es un fanático de medir la realidad con total precisión y hasta se ha construido algún cachivache muy bien pensado para que no tiemble el pulso a la hora de tomar medidas, con la consiguiente suma de pequeños errores.

Por ello, nunca podría haber sido un hiperrealista. Me desagrada el detalle hecho tanto como me gusta el sugerido. Por suerte para mí, el cerebro humano es capaz de reconstruir elementos reales a partir de unos cuantos datos correctamente ofrecidos. Eso, que nos ofrecieron los psicólogos de la Gestalt en bandeja, es sabido por los pintores desde mucho tiempo atrás, tanto como desde el Barroco. Lo mismo sucede con los límites imprecisos en el dibujo. Como en realidad las formas no tienen límites con el espacio que las circunda y éstos los aceptamos como convención abstracta, si se colocan unas cuantas líneas o pinceladas unas junto a otras, el cerebro del espectador colocará el límite con total precisión. Los barrocos aprendieron a explotar esta cualidad y recurso y nuestro Velázquez los llevó en sus cuadros de madurez a la maestría completa, al punto de adelantarse dos siglos y pico a la fotografía. Lo mismo sucedió con la teoría de los colores complementarios cuando pudimos ver fotografías cromogénicas.

*

Hace tantos años que no hago un reentelado que ahora me cuesta trabajo cogerle el punto a la Beva. Están comercializando un lino belga estupendo, con verdadera imprimación al óleo, y existe un material reciente que es el soporte rígido ideal por lo inerte y por cómo mantiene la planeidad. Acepta el encolado de papel o tela con adhesivos de ph neutro mediante plancha caliente.

Antes preparaba mis propios lienzos pero la calidad que ofrece este fabricante belga es irreprochable y hace innecesario el trabajo, que es lento y tedioso. No se debe pintar sobre una imprimación al óleo sin dejar transcurrir, como mínimo, un año completo.

He revisado cuadros antiguos y hecho un buen montón para la hoguera. No vale la pena dejar cosas dudosas tras uno y van al fuego porque, si las rompes y tiras a la basura, puedes encontrar que alguien las ha recogido y recortado, como le pasó a un pintor de Cuenca muy famoso: rajaba los cuadros fallidos con el cutter y los dejaba en la basura. Uno del servicio de recogida los recuperaba y se montó un pequeño negocio con los recortes. Gente hubo que solicitó la firma del artista para los fragmentos enmarcados.

*

Desde hace unas semanas se viene hablando mucho del novelista Simenon en el blog de un amigo y me alegro porque es un autor del que me gustan algunas obras aunque sea como esos guisos populares en los que hay muchas patatas y poca carne. Ciertas novelas están muy bien, las menos, y bastantes del comisario Maigret son demasiado pueriles como para satisfacer un gusto educado.

Parece que lo que agrada de él es un estilo de vida, el que sugiere, más que el literario. No vale decir que es un autor sin estilo porque tal cosa no existe: siempre se tiene uno aunque sea la apariencia de que no se tiene. Lo realmente seductor de Simenon hace tiempo que no existe: las vidas sombrías de las provincias oscuras, aunque sea un pleonasmo. Su mundo fue sustituido tiempo atrás por la quesería industrial con apariencia artesana y denominación de origen.