Oxidación

 

 

Falta poco tiempo para que este cuaderno de anotaciones termine. Las palabras escapan, las frases desaparecen. En su lugar confusión y desinterés, una melaza gris, espesa, que no puedo atravesar. Va deprisa.

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Verde Veronés y Tierra de Sevilla –soltaba, y había rechifla en la clase. Era una forma de verlo, como naranja y azul, violeta y amarillo. Al color de las cosas se llega por diferentes caminos, unos más sucios que otros, más embarrados.

Es posible en la imprenta y también en la pintura, la cuatricromía es el uso de cuatro tintas, el blanco lo pone el papel. Todos vivimos de Chèvreul y él puso en ciencia lo que los pintores venían haciendo desde Vitruvio.

Se trata de un gris coloreado a partir de opuestos, esa es la pintura.

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Desde hace años se penaliza el uso de las tierras. Me lo dijo J. en mi primera exposición: fuera tierras de la paleta. Tierras significa ocres –amarillo, naranja y rojo– y sombras –natural, verdosa, tostada.

La paleta española era: blanco albayalde –plomo–, ancorca, ocre amarillo y amarillo de plomo-estaño, ocre rojo, bermellón –sulfuro de mercurio–, carmín –laca orgánica precipitada sobre yeso o calcita–, azurita y esmalte –azules minerales– raro el ultramar, lapislázuli, sombra natural y tostada –óxido de manganeso– y dos negros, huesos animales calcinados y vegetal –carbón de leña o huesos de fruta.

El Recetario Industrial, indispensable, aporta colores sintéticos, nuevos, baratos, y algunos óxidos minerales más como el cromo y el cobalto. Los grandes pintores del XIX, –Rosales, Haes, Madrazo… en España– mezclan en su paleta lo antiguo y lo nuevo, las tierras y los colores sintéticos brillantes. Los primeros pintores con teoría apartan las tierras y el negro, construyen los grises con blanco y primarios opuestos. Pueden representar la luz pero no la sombra. Su oscuridad más intensa es el azul.

El coleccionista no quiere comprar cuadros con tierras. Tiene un problema con ellas. Y los realistas también. Todo marcha en los medios tonos.

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Supongo, al menos lo espero, que el color no se olvide. Como nadar, como el tiro instintivo.

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A mis años he comprado en USA uno de las mejores ayudas para pintar. Es una chapa de aluminio con una doblez para colocarla en la paleta y suficiente espacio para una escala corta de colores. Lo mejor es que esa lámina se cubre con otra en forma de tejadillo –no roza los colores– y esto se mete en una caja de plástico y va al congelador cuando termina la sesión.

El óleo no se congela y el frío intenso ralentiza la oxidación, que llamamos ‘secado’.

Una vez inventado admira por lo fácil pero, sobre todo, pasma la potencialidad que tiene algo útil de hacerse mercado en Norteamérica.

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Continúan los arroyos secos, las pozas sin agua. No cesa el ruido.

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Dicen de un general Serrano, en la Colombia de los narcos, que era un rompeolas contra la corrupción porque tenía fe en Dios, en la justicia y en Colombia. Una tríada capaz de llevar a una persona muy lejos.

 

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