Buitre y milano

 

 

Esperaba que me recogieran en la calle del mercado. El cielo estaba color de esmalte frío y por delante nubes cargadas, de las que pasan de largo, la panza de plomo y los jirones fundidos con el azul, de un lado, y por el otro acentos con blanco de cerámica antigua.

En esas andaba cuando a dos cuerpos de altura del edificio del mercado, muy bajo, cruzó el aire, ingrávido, un buitre negro. Silueta inconfundible. Qué hace sobrevolando el pueblo, aquí no hay nada que le sirva. Dio una vuelta, planeando, sin batir alas, y se fue hacia la sierra y el cerro de Pedro Gómez.

Antes de que llegara el coche pasó también, más ligero y doméstico, un milano real haciendo sus figuras.

*

Cuántos libros de ensayo están mal escritos. Cuánta literatura seria  que es irrelevante. Pero una buena novela… ahí es nada escribir una buena novela. Qué talento hace falta para enganchar al lector en el primer párrafo y mantenerlo encandilado hasta el final. Si apetece volver a leerla años más tarde, eso ya roza el milagro.

*

Leo muy pocas novelas. Tengo mis autores, a los que sigo y no me defraudan, pero son muy pocos. Las novelas buenas enseñan algo que los otros géneros apenas rozan: la vida, cómo es, qué mimbres la componen. Como la pintura épica o romántica te la puedes sacar del magín pero la de verdad es la otra, la de los hechos que son reflejos de sombras.

*

Lo peor de los pintores y dibujantes anatomistas es que se empeñan en mostrarnos todo lo que saben y no nos dejan ver la obra.

*

A un pintor no se le puede exigir que sea objetivo. Ni en lo que pinta ni en como juzga las obras ajenas.

*

Todos tenemos pequeños trucos coloquiales que nos hacen parecer más listos de lo que somos. Al principio funcionan pero después cansan.

*

Cómo le explicas a la gente que hay maneras honestas de pintar y otras que no. Sobre todo cómo se puede explicar. Al relativizar el arte no sólo se anula la posibilidad de enseñarlo sino la explicación de su naturaleza.

*

El exceso de política en la vida cotidiana se combate organizándose. Las sociedades bien estructuradas son más impermeables a la charlatanería, la hacen inútil. Para que los políticos no se metan en tu cama crea asociaciones de ciudadanos y participa en ellas. Asociaciones que deben ser más parecidas a un club británico que a un partido político.

*

El actual sistema artístico es esencialmente corrupto. Los comerciantes de arte de la antigüedad buscaban joyas que despertaran el ansia de posesión del comprador –fuera rey de España o comerciante holandés– y el precio estaba en consonancia con su valor. Desde un lenguaje común no era posible inventar artistas. Podían equivocarse, y de hecho lo hacían, pero la responsabilidad era del artista, que dejaba atrás su tiempo y entraba en el futuro, donde nadie podía seguirle. Los que rechazaron la Ronda de Rembrandt no eran filisteos sino ciudadanos honestos que esperaban un retrato de grupo al uso a cambio de su dinero. Es Rembrandt quien se embarca en lo que sus clientes no pueden entender todavía, aunque la innovación no se produce fuera del lenguaje sino que lo intensifica haciéndolo más potente y dotándolo de mayor elocuencia.

La mayor aportación del Arte Moderno ha sido la fabricación de artistas. Para ello lo primero a destruir fue el lenguaje común. Cumplido esto lo demás era fácil.

*

Estas notas que voy dejando aquí languidecen por culpa de la memoria. Ya no me da el margen de tiempo que necesito para escribirlas: cuando voy a hacerlo se han perdido. A veces regresan, generalmente no.

*