No solo eres viejo sino que lo pareces. A esto se le puede echar literatura, como si le pones salsa de lo que sea, pero no puedes cambiarlo, sólo aburrirte tú y aburrir al lucero del alba.

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una mano diestra rota no es lo mejor para un pintor cuyo pulso viene degenerando. Me la ha salvado un cirujano joven, muy apañado. No pretendo más que sujetar el pincel, lo demás será añadido.

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Se lleva mal la inactividad forzada, subir cada día al estudio –los colores de la paleta secos– para dar la comida a la gata y comprobar que tu mano carece de fuerza, tiembla y se agota con nada.

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¿Fui yo el que mató a la mujer de Alonso Cano?

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No deja uno de ser cristiano católico porque un cura te caiga mal o el Papa suelte bobadas. Son hombres, falibles, y no son la Iglesia sino sólo una mínima parte de ella. El cristianismo alumbró el mundo en el que mejor ha vivido la humanidad y más alcance tuvieron las artes. Bien, Verdad, Belleza, eso es.

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Es infantil escribir Dios con minúscula y pensar que atacando al cristianismo arreglas el mundo, que es la vida de las personas. Pero, quién no padece infantilismo hoy en día.

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Lo he leído al revés, primero el de la supermodelo –que es segundo– y después el tiburón de los millones de dólares. Para no aprender nada pues hace medio siglo que me enteré del escaso número de personas que mueven los hilos y la sustitución del valor sagrado por el valor económico. Ambos son falsos pero la primera opción es más bella y consoladora.

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Llaman pintura humanista a la pintura de monstruos: los dos únicos pintores de figuras que están en la pomada del gran coleccionismo –Bacon y Freud– son expresionistas con una cabeza muy espesa. Claritas, Veritas, Simplicitas, qué lejos.

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Hasta el más traidor de los traidores conserva alguna capacidad de lealtad, al menos hacia sí mismo como traidor.

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La originalidad consiste en haber leído u oído algo interesante pero no recordar dónde ni a quién. (Esto no creo que sea mío, ignoro el autor)

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En USA hay más de 1.000.000 de obras de arte en poder de museos e instituciones y de ellas están expuestas al público menos del 30%. Cada año sube la cifra de obras que irán a parar directamente a los almacenes y nadie verá.

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Un museo de arte contemporáneo, lo repito, es en sí mismo una aberración. Excepto si son privados, en cuyo caso son colecciones que se exhiben. El arte, para estar en un museo, ha de haber hecho su recorrido y sólo llegar si lo merece. Todo lo demás está trucado.

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Suele aceptarse como cierto lo que está impreso aunque sea una bartolada.

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El cínico coleccionista y galerista dirigiéndose a la crítica sobrecogedora: “Por favor, permítanme invitarles a USA Today y díganme si creen que realmente hay aquí algo de peor gusto que las cosas que vemos cada día a nuestro alrededor”.

Sin duda, sólo por el hecho de haberlas aislado de la vida y entronizarlas, dándoles un valor comercial que beneficia al expositor.

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No he visto los golpes de suerte en mi vida hasta que sólo eran recuerdos.

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Parafraseando a GD, la vida raramente permite jugar con cartas limpias.

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–Buenos días, soy un asesino y vengo a matar a su familia. ¿Está en casa?

Dedicado a quienes dicen: “yo no miento jamás”.

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En la pugna entre el ente y la persona gana siempre el ente.

 

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