Miedo a la oscuridad

Algo le está pasando a mi cuerpo y no sé qué es. Anoche, mientras me duchaba, lo observé como si fuera el de otra persona. Parecía haber envejecido muchísimo y sentí una remota lástima por él. Ni siquiera estaba seguro de que fuera mío, o incluso de alguien. Sólo está ahí, debajo de mí. Los nervios de las manos y los pies se me están retrayendo, por lo que no entiendo por qué continúan obedeciéndome. Quizá dejen de hacerlo dentro de un minuto. El agua de la ducha estaba caliente y me caía con fuerza sobre los hombros, pero, a partir de las caderas, se dispersaba por algo insensible y se alejaba en un hilillo de mis pies, tan separados como las baldosas del suelo. Sé que sólo es un delirio y que cuando me muevo esos pies me siguen. Pero cada mañana, no estoy seguro de cómo voy a despertarme. Es como si me estuviera desintegrando. Incluso mi cara: tengo que recuperarla continuamente en el espejo. Si no la examino de esa forma, quizá se separe de mí. Sé que es sólo una sensación. Pero da lo mismo.

En la cama, todo es mejor. En estos momentos, mis extremidades no tienen nada que hacer. Puedo simplemente yacer dentro de mi tronco, y todo va bien. Antes, conciliaba el sueño con facilidad, pero ahora me quedo acostado esperando y deseando dormirme. Entonces viene ella y yo la expulso de mi mente, si puedo. He tenido pesadillas y sueños impensables, que se han presentado con una virulencia terrible, porque, normalmente, los fármacos inhiben el sexo.

Hace unas noches algo me despertó. Debía estar profundamente dormido, porque, al sentarme en la cama, vi la luz de la luna entrando por la ventana y unas sombras negras y densas perfilándose sobre las cortinas.