Me lo contó Chuty ayer por la mañana en el café de la plaza: Alfonso sabía desde el principio lo que tenía. Me dijo el propio Naharro que le habían extirpado un riñón muerto y que había sido muy oportuno porque dentro había un pequeño tumor maligno. Era cuestión de recuperarse y tirar adelante. Me lo creí y todos nos lo creímos pero las cosas no fueron así, ya sabía que estaba invadido y que tenía poco tiempo por delante. No se afligió y no quiso despertar compasiones. Quería que le tratasen con normalidad y no como a un enfermo. Coraje y dignidad personal, dos constantes en su vida.

Andamos conspirando unos cuantos amigos para cumplir uno de sus proyectos. Alfonso y yo hablamos largo y tendido del asunto el verano pasado, en una de esas largas tertulias a las que se va sumando gente a medida que pasan las horas. Será una ocasión para que este pueblo, de una vez por todas, le haga justicia por pequeña que sea.

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Llega por correo:

Bajo las hojas muertas está escondida la primavera. Si caen cuatro gotas y el viento helado retorna a los neveros de Gredos, aparecerá nueva y esplendente. Tendré que limpiar los restos del invierno y, como en la vida, volver a empezar.

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