Recortes

 

 

¿Por dónde ando este tiempo de espera? Miro sorprendido a mis convecinos, veo aumentar los carteles de «Se vende» sin que nada se mueva de las manos de quienes anuncian. Escucho historias que meten miedo acerca de cómo le está yendo a la gente. Percibo de una manera algo siniestra la insalvable diferencia que separa a los políticos de los ciudadanos. El tópico de las dos Españas y ahora una de ellas es la casta política.

No hay nadie con quien hable, resulta imposible, que no termine en lo mismo: fuera autonomías y fuera cargos públicos a troche y moche. Algo que antes de 2007 no era tema de conversación salvo para unos cuantos. Hay quien me dice que está muy decepcionado con Rajoy aunque le haya votado. Que justamente le votó pensando que tendría el valor de plantear la suspensión de las autonomías y los recortes a la casta pero que ha hecho lo esperable: recortes en educación, sanidad, investigación…

Al respecto me encantan las metáforas naturales que emplea mi amigo C. El otro día me decía de Rajoy que era como esos animalitos que cagan un poco aquí, otro poco allá y cuando te quieres dar cuenta han ensuciado todo el charco. Me pregunto si será conejo o venado el bicho al que el amigo se refería.

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Me confirman que la cena de los anillos (plata, oro y platino) fue un completo fracaso. Parece que acudieron tres matrimonios, aparte de los concejales y el presidente de la asociación musical (¿?). No sé lo que recaudaron pero no debió ser mucho. Me temo que el festivalito va a seguir costándonos dineros a los contribuyentes para mejorar el bolsillo del productor británico.

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Mientras paseo tomo fotografías de las caries urbanas que el último desarrollo del pueblo nos ha dejado. Son momentos en la historia del lugar que conviene documentar para que algún día se rían de nosotros, por acémilas pero sobre todo por despilfarradores. Hacer lo que se ha hecho con uno de los pueblos más bellos y mejor conservados que quedaban en España, sin refitoleos, es imperdonable. Lástima que el atropello urbanístico no se juzga y el delincuente se va tan fresco a ocupar otro cargo. Es algo completamente indecente, que ha enriquecido a unos pocos a costa de muchos.

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En el tiempo libre hago tertulias, leo, sigo una dieta rigurosa, doy paseos suaves pero largos y espero acontecimientos. Autores muy estimados por mí en el pasado se me caen de las manos y sólo me encuentro a gusto leyendo cosas que tienen que ver conmigo, que me conciernen como lector. El temido día en el que se es incapaz de leer novelas me parece que ha llegado.