Buen agarre

 

 

Ante el avasallamiento separatista es imposible no recordar la frase ‘La Europa de las regiones’. Cuando se delega poder este es uno de sus riesgos, que el representante del mismo termine pensando que el poder es suyo. Es humano pero también las sinvergonzadas lo son. Y el crimen.

¿Por qué habría de molestar a quienes gobiernan Europa la fragmentación del poder en núcleos más pequeños? Es más sencillo dominar una región que un país. Caminamos, nos llevan a la fuerza, en este sentido. Nos han quitado el dinero y la capacidad de maniobrar con él. No quieren dinero en la calle, circulando. Se castiga a quien desee pagar en efectivo bajo pretexto de que así se controla mejor el fraude fiscal y los pagos en dinero negro. En realidad se está despojando al ciudadano de un derecho, que es pagar como le venga en gana. Un mal gobernante se identifica enseguida por la cantidad de cosas que prohíbe. Cuando se prohíben derechos el legislador reconoce implícitamente su incapacidad. El uso reiterado de la prohibición termina creando una sociedad insana en la que se respetan las leyes por miedo y no por convicción.

El dinero está en los bancos. Se ha recogido todo y se está empobreciendo a la clase media, que es la garantía de la tranquilidad social de un país y de su cultura. Al tiempo se intenta sustituir por otra basada en profesionales cuyo único horizonte es trabajar catorce horas diarias y se relacionan con los demás a través de una pantalla. Para esta nueva clase la familia ya no es posible. La conquista de los derechos de la mujer, de todo punto necesaria, ha producido al tiempo un enervamiento en las relaciones con los hombres que, junto a la necesidad de trabajar y la desconfianza hacia el papel de madre, hace que las parejas sean de ocasión o, todo lo más, provisionales. No es culpa de la mujer sino de las circunstancias pero cabe preguntarse cuántas estarían dispuestas a montar una familia y comprometerse. Los hombres tampoco.

Se habla de la crisis de un modelo histórico, se acusa a la familia de institución tóxica y neurótica, en manos del macho. ¿A quién beneficia esta crisis? A las personas no. Por tanto cabe preguntarse en qué se nos quiere convertir y qué se pretende hacer con nosotros.

La respuesta que nos da la Historia es tremenda: matar, reducir los problemas no eliminando las causas sino a los individuos que las generan. Al tiempo se adiestra a niños y jóvenes en el manejo de aparatos que hoy sirven para jugar y dentro de poco servirán para la guerra. Apenas hay diferencia entre un videojuego con sus mandos y el material que usa un piloto de combate.

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Es mucho más difícil colocar sobre el lienzo lo que ves que lo que sabes. Cuando era profesor me costaba más trabajo corregir al que ‘sabía’ cómo es una figura humana –y la dibujaba mal– que a quien miraba con limpieza.

Hay pintores reputados de buenos por ignorantes, que dicen ‘trabajar del natural’ aunque no lo miran, o lo miran tan poco que daría lo mismo si pintaran de memoria.

Degas tenía un método radical para obligar a mirar y, al tiempo, hacer entender que la obra tiene necesidades propias: colocaba el modelo en una planta y al alumno en otra. Duro pero eficaz.

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La pasión nos domina y hace dar traspiés probando caminos. Es lo propio de nuestra naturaleza.

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Cuando tengo poco tiempo me propongo algo que no siempre consigo: terminar en una sola y larga sesión. Hay algunas exigencias como que el tema y la luz sean estáticos y constantes y el tamaño de lienzo no sea demasiado grande.

El problema que se plantea es cuánto acabado necesito para ver la realidad en el cuadro. En general no aprecio el impresionismo como tal, es decir: cuando el ismo se pone por delante de la pintura. Me gusta cuando es el resultado de la necesidad de traducir de modo rápido la luz en el lienzo. En otras palabras: nunca como fórmula.

A veces queda escaso y necesito continuar en una sesión más corta de acabado. Eso me disgusta porque el detalle necesario para que las cosas representadas se vean como tales debe ser orgánico, fruto de un proceso en el que tú mismo sabes que ya no puedes seguir.

Por lo demás estos cuadros de tirón suelen conservarse mejor en el tiempo que cuando se procede por capas, en el caso de que no tomes las precauciones necesarias para facilitar un buen agarre.

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Llevo mal la queja sobre las redes sociales. Cuando no es que han acabado con el periodismo es que son la esencia del mal o, como leo ahora mismo, han devaluado el aforismo literario hasta un valor cero.

En la pintura y escultura no hicieron falta redes sociales: tan pronto las vanguardias determinaron primar la idea sobre la ejecución sobrevino la oleada, el pase desde el oficio a la carreras universitarias y la consiguiente democratización: todo el mundo puede tener una idea, ser artista y cobrar por ella. Que pregunten a los fotógrafos dónde quedó su oficio. Por qué periodistas y escritores tendrían que ser diferentes.

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A medida que la buena alimentación produce efectos en la población el canon ideal femenino se aleja del griego mientras el masculino se aproxima. Interesante.

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