Datos reveladores

Brett Weston, un gran fotógrafo con un apellido ilustre y difícil, solía hablar del pyro como de aquel revelador sucio que utilizábamos antes. Es cierto que se trata de un revelador muy sucio para los modernos estándares pero me sirve la frase, por eso la traigo, para explicar que todo el intento de los grandes fabricantes de películas y química fotográfica ha sido poner al alcance de cualquiera cuestiones complicadas -y peligrosas- haciendo evolucionar sus productos para alcanzar esa meta.

Si me obligasen a beber un vaso de revelador y pudiese elegir, nunca elegiría un revelador de pyro. Se dirá que los reveladores no son para beber sino para revelar negativos pero aún así hay que mezclar el producto con agua después de haberlo pesado, respirado, y si revelamos en cubeta porque utilizamos placas habrá que meter los dedos en el potingue. Los fotógrafos antiguos no sabían que químicos tan básicos para ellos como el pyro y el amidol son potentísimos cancerígenos. Hay una foto muy conocida de Ansel Adams, un retrato de Edward Weston, en el que éste aparece con las uñas completamente teñidas de negro, señal inequívoca de que es un fotógrafo (y mete los dedos en el amidol, un extraordinario revelador para papel).
Kodak y otros fabricantes han venido luchando con todas sus fuerzas y dinero contra eso, haciendo reveladores cada vez más inofensivos para quien los maneja y para el medio ambiente (no conviene olvidar que todos los químicos acaban en la red de saneamiento) aunque no siempre mejores. Más bien diría que todo lo contrario. Es algo parecido a lo sucedido con películas y papeles: cada nueva evolución en lo fabricado por Kodak (pero también en otros fabricantes) iba acompañada de una menor presencia de plata en las emulsiones, hasta culminar en esas modernas películas de grano T que poseen sólo el 20 por ciento aproximadamente de la plata de una película clásica. La confusión viene por el hecho de que mantienen la misma marca comercial aunque la emulsión sea diferente, como en el caso del Tri-X, que tiene que ver con otro Tri-X de comienzos de los años 70 sólo el que ambas son fabricadas por Kodak.
Ahora estamos en los reveladores de ácido ascórbico (vitamina C) o -pásmense- de café. Kodak fabrica un complicado y poco dócil revelador, X-tol, que aseguran es muy respetuoso ambientalmente. Al tiempo se está produciendo un movimiento de interés hacia los reveladores clásicos y los procedimientos alternativos, tal vez para equilibrar algo las cosas y, en bastantes casos, para escapar de la facilidad digital y poder tocar la fotografía con las manos.
En este tiempo en el que la mayor parte de las buenas emulsiones fotográficas, -densas en plata, gruesas, sobre película o papel-, han ido desapareciendo sustituidas por emulsiones más perfectas tecnológicamente pero con menos cualidades fotográficas hay quien está haciendo el agosto volviendo a fabricar según los viejos procedimientos. Es el caso de Maco en Alemania, que aseguran compró la maquinaria de la venerable Agfa y contrató a la mayor parte de los técnicos cuando aquella cerró. Fabrica bajo distintas marcas (Rollei es una de ellas) y está resucitando productos que uno pensaba no volver a poder usar jamás.
Una buena emulsión fotográfica, para película o papel, consiste no sólo en que esté muy bien aplicada sobre el soporte sino en la cantidad de sales de plata que contiene. Para que se hagan una idea: un papel será capaz de darnos negros más profundos y saturados cuanto más plata contenga su emulsión fotosensible. Cómo no recordar aquel maravilloso Record Rapid de Agfa, papel de grado fijo, o el algo más moderno Agfa Multicontrast. El primero de ellos ha desaparecido para siempre, al menos de momento, pero el segundo ha vuelto a fabricarlo Adox bajo la marca MCC. No tengo constancia de si lo fabrica la propia Adox pero da igual, su cantidad de plata vuelve a ser la adecuada. Maco fabrica también otro papel bajo la marca Varycon FB que es el papel con más contenido en plata (3,5g/m2) que hay actualmente en el mercado. Todo ello son buenas noticias para los fotógrafos de blanco y negro.
Uno de los problemas de todo fotógrafo es establecer un proceso de trabajo en el laboratorio que no sólo sea repetible sino que asegure la permanencia de su material en el tiempo, de acuerdo a lo que habitualmente se conoce como calidad de archivo. Eso supone no sólo manejar los productos químicos bajo ciertas condiciones sino también estabilizar las sales de plata una vez reveladas. Me refiero a lo que se conoce en la práctica como virado, que puede comportar cambios de color en la imagen o no. Yo utilizo sólo un virado al selenio procurando que no haya cambios cromáticos pero sí una intensificación del Dmax (densidad máxima), lo que equivale a una suave intensificación de los negros. Tras ello solía pasar las copias reveladas por un baño estabilizador con Agfa Sistan, un producto impagable que hace que las sales de plata se conviertan en sales inalterables y resistentes a la luz extendiendo la protección del virado al selenio. Tal producto desapareció del mercado pero la casa Argenti vuelve a fabricarlo bajo la marca Permashield. Siguen siendo muy buenas noticias.