Esteticismo

 

Maya Goded. Prostitutas de la Plaza de la Soledad.

Maya Goded. Prostitutas de la Plaza de la Soledad.

 

Cuando se habla de esteticismo -una palabra en desuso pero que causaba terror hace años- hasta los más conspicuos dejan fuera al expresionismo, como si el hecho de utilizar con tanta frecuencia el estrambote pictórico lo pusiera a salvo del mal.

¡El pintor X es un esteticista pero Bacon es tremendo, pura carnalidad y expresión salvaje de la naturaleza humana! –algo que se podía escuchar con cierta frecuencia. En realidad, como cualquier exageración en un sentido u otro, el expresionismo es también esteticista, si entramos o nos divierte ese juego. Pocos pintores en el siglo XX tan atentos a lograr un acabado «de museo» como Bacon. Pocos, también, que hayan hecho del buen gusto compositivo y cromático elementos tan presentes en su obra. Cierto que luego hay por algún sitio un monstruito, casi carroña, que viene a simbolizar la suciedad de la carne, tema de reflexión para los freudianos.

*

No se puede ser buen paisajista sin amar la obra de Dios y, con ella, a Dios mismo. Tanto da que el paisaje sea el fondo ideal pero humanizado de un Bellini o la alabanza de los espacios salvajes no pisados por el hombre antes del artista que los descubre. Sin ese amor, el paisaje es una mera descriptiva sin mayor interés. Incluso el pintor luminista puede pensar que su único interés es la luz pero ni siquiera él podrá librarse de una concepción de la realidad en la que luz y sombra se oponen o armonizan. No resulta tan complicado hacer buenos paisajes cuando se entiende que son una plegaria hecha con pigmentos, pobre metáfora de la obra del Creador.

*

La pintura expresionista es un instrumento poco adecuado para reflejar las miserias de nuestra condición. Si se comparan los hominicacos de Bacon con los personajes que aparecen en las fotografías de Maya Goded en su trabajo sobre las prostitutas de Plaza de la Soledad en México DF veremos que la fotografía es un arte más adecuado y eficaz para hablar sobre tales temas. En la pintura todo es fábula, siempre. De la fotografía podemos aceptar que, algunas veces, nos dice la verdad acerca de lo observado.

*

Hay riquezas y riqueza y yo escogí la mejor. Entre estar sobando al crítico de moda o enmarronarse con el de los ojos saltones, prefiero disfrutar del sol frío en la plaza y seguir mirando los dorados líquenes con que se viste San Martín. Hacer por el placer de hacer, poner en marcha aprendizajes en cada nuevo trabajo -el todavía aprendo goyesco-, y despreocuparse del destino final de las obras, dejarlas vivir su propio destino libres de mí.

*

Ser católico en este tiempo es ir contra la corriente, como lo era en la Inglaterra de Chesterton o T.S. Eliot. No existiendo la obligación social de la práctica religiosa, actuamos con la libertad del que desea y quiere. Tal vez acabemos otra vez en las catacumbas para protegernos pero no le daremos mayor importancia.