Israel

Conocí a Israel cuando él tenía 20 años. Un chaval muy interesante, con una estupenda mirada de listo. Me lo presentó un amigo cordobés, muy cordobés, que fue futbolista de primera división hasta que su rodilla dijo basta. Yo pescaba entonces y me hizo gracia que el muchacho quisiera meterse en el mundo, para mí complicadísimo, de la fotografía de naturaleza. Se ganaba la vida como fotógrafo de la BBC (Bodas, Banquetes, Comuniones), sacando guapa a la gente y no le iba mal. Comprendí perfectamente el salto que quería dar y le animé a ello aunque yo no le podía servir de nada.

Un par de años más tarde ya se había enganchado al vídeo y andaba filmando reportajes para Jara y Sedal o Caza y Pesca, el programa de la tele de pago. Ahí lo dejé hasta hoy, que hemos hablado un rato. En los años transcurridos se ha hecho un fiera de la fotografía y el vídeo publicitarios, ha viajado por la mayor parte de África en una campaña de publicidad para Cruzcampo y su status como fotógrafo y videógrafo ha cambiado por completo.
Me cuenta que decidió centrarse en sacar adelante su idea de negocio de imágenes, de trabajar con los mejores medios para desarrollar procedimientos que pudiesen competir con los publicitarios de otros países. Me cita unas cuantas compañías para las que ha trabajado o está trabajando e impresiona que se haya hecho con tal cartera de clientes.
Han pasado veinte años, veinte, sin darme cuenta. Israel termina la conversación con un expresivo -rematando- «ya tengo cuarenta años y llevo dados muchos barrigazos«. Tiene gracia en una persona tan delgada. No le digo que yo me he metido en sesenta, con todas las consecuencias.