Casas abandonadas

 

 

Hubo un puente y quedan en pie los restos de la primera pila. Aguas arriba aguanta firme, con la cubierta hundida, lo que fue molino: unos paredones de pizarra medio comidos por la vegetación y los restos del caz que tomaba el agua para mover la rueda. El paraje es muy hermoso y digno de ser habitado de nuevo.

Esta mañana llueve con insistencia. Una masa oscura de barbos, apelotonados, cruza la tabla de agua y se pierde en dirección al puente moderno que sustenta la carretera. Después veo unas bogas volteando el plateado vientre mientras cazan larvas de tricópteros entre las piedras del lecho.

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Un verdadero cínico no puede ser codicioso. Si lo es, se trata de un farsante.

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La Revolución Francesa no la hicieron campesinos hambrientos sino abogados ricos y comerciantes. Sirve para la rusa y la cubana.

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A la gente le encantan los monstruos y se muere por verlos de cerca, aunque desde la seguridad que dan unos buenos barrotes de acero.

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Contra los imperativos de la evolución de las especies no existen derechos. El avestruz perdió las alas y ya no puede volar. Lo que hace que las aves vuelen son las alas, no el derecho a volar.

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Puedes pensar que Dios no existe pero no hay probabilidad alguna de que la gravedad deje de funcionar aunque no creas en ella. Por otro lado da igual en lo que creas: el mundo no va a sufrir cambios por este hecho.

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Que parezca que escribes contra todo pero sin decir una palabra que pueda impedir tu carrera hacia la Academia. Una escritura enrabietada pero inane, como los berrinches de los niños.

Tiro por elevación: arremeter contra alguien que vende para ver si muerde el anzuelo y, polemizando contigo, te eleva.

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Cuando preguntabas a los entusiastas de Picasso qué había salido de él se paraban un momento, parecían esforzarse y concluían: la libertad.

Es una respuesta tonta pues la libertad, tan preciosa, no es atributo del arte.

De Picasso no sale nada porque no hay recorrido para los demás, solo para él. Su lenguaje pictórico es un idioma corto, de escaso vocabulario, pero suficiente para que su autor se haga entender. Si lo pasamos a política vendría a ser como el populismo: un camino corto, estrecho, y que no lleva a ninguna parte.

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–Esa batalla hay que darla por perdida –me dijo un responsable hace ya muchos años. Me refiero a la arquitectura popular, la arquitectura sin arquitectos y –algunas veces– sin maestros de obras.

En España abundan las casas abandonadas, en los pueblos y el campo. Casas modestas y otras veces de personas ricas que las cambiaron para residir en las ciudades. Las he visto muy hermosas, inútiles, en lo alto de un otero rodeado de labrantíos que ya no es necesario vigilar. Recuerdo una, camino de vete a saber, con dos torrecillas laterales aterrazadas: vistas a todos los aires. Otra con dos altas palmeras adornando la fachada principal, en tierra de viñedos, rojo el suelo, puro barro –arcilla rica en hierro– y roja la fachada con los cercos de ventanas y balcones blancos. Toda ella en equilibrio inestable, como la luz que batía las vides.

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Es realmente complicado hablar con propiedad de la cerveza si sólo has tomado una. No basta con la intención, hay que poseer la experiencia.

 

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