Normalidad

 

tkjg

 

Se oye decir a menudo, o se lee, que la idea de normalidad es algo sujeto a la mera química cerebral. Suele ponerse de ejemplo la alteración perceptiva que se produce al tomar drogas. Es un falso planteamiento del problema con apariencia de verdad.

La normalidad viene determinada por lo que es normal para la mayoría de las personas. Tanto en la alteración de la mente por drogas o en las enfermedades mentales no se está ante otra normalidad sino ante la anormalidad. Los elefantes no flotan ni son rosas, en ninguna de las dimensiones que los seres humanos podemos percibir. Por supuesto que el cerebro puede ser alterado químicamente y se terminará por ver en la habitación, o donde se encuentre el sujeto, a los tales elefantes flotadores y rosados pero lo que sucede es que el psicotrópico no está permitiendo a nuestro cerebro funcionar con normalidad.

En el culto cubano del Palo-Monte se trata de ver al muerto. Según los que practican esa hechicería todos tenemos un muerto que nos protege. Lo que realmente sucede es que los oficiantes conocen drogas alucinógenas y durante el rito soplarán las mismas sobre la cara del iniciando, quien no sólo verá al muerto sino a un cementerio entero si se lo propone.

El mito de los zombis (los muertos en vida) procede de una situación similar sólo que en éste caso la droga utilizada le ha frito las neuronas al soplado, dejándolo vivo pero con los síntomas habituales de quien tiene un cerebro que ya sólo atiende a las funciones vitales más primarias.

Solía decir Freud, a propósito del comportamiento, que la anormalidad puede detectarse a simple vista. Como la posición del ombligo, todos sabemos distinguir qué es normal y qué no.

*

El futbolista Beckham gasta 1.300 euros mensuales en calzoncillos. Paris Hilton, una mujer con nombre de hotel, pagó varios millones para poder enterrar a su cabra junto a la tumba de Marilyn Monroe. Mariah Carey, cantante, se baña con su perrita en una bañera gigante llena de agua mineral francesa.

Resultan de una fealdad moral extraordinaria y, en tales casos, uno desea que lleguen los talibanes cuanto antes y se ocupen de ellos.

*

Aquel amigo mío era muy generoso incluso con el dinero que no tenía. Cuando estaba en las últimas y ya no sabía qué hacer, le llegó la salvación por medio de un encargo institucional. Presentó bocetos y le fueron aprobados. A cuenta de aquello siguió entrampándose con todo el mundo, mostrando las cartas que certificaban el encargo. Finalmente, la institución dejó el asunto en suspenso sine die. Ninguno de sus amigos sabíamos que aquello era el preludio de su muerte.

*

Finalmente llegó la primavera y todos sabemos cómo ha sido.