La cama de Imogen

Imogen Cunningham fue una fotógrafa un tanto peculiar. Está en cualquier Historia de la Fotografía pero es más conocida por los fotógrafos que por el público medio. No fotografió para la Farm Security Agency y, como Edward Weston, siempre fue difícil de clasificar.

Fue pictorialista en sus comienzos, alumna de Gertrude Käsebier, e hizo muchos desnudos junto al agua o en la naturaleza -femeninos pero también masculinos- con aquellas lentes flou cuyos efectos tanto se han imitado después. Algunas (que no están en la red) parecen un tanto atrevidas para una joven de aquel tiempo. Pueden imaginar que, como buena pictorialista, su intención primera consistía en imitar las obras de los pintores pompier del siglo XIX, en concreto que tuvieran aspecto de dibujo, de grabado, de mezzotinta. Tanto éxito obtuvo con estos procedimientos que uno de sus mejores practicantes en tierra norteamericana, Alfred Stieglitz, decidió prestarle apoyo.

No estoy convencido de que la obra de Cunningham fuera mucho más allá de una nota a pie de página de no haber conocido a Edward Weston, Ansel Adams y Willard Van Dyke. Estaban a punto de nacer el grupo f:64, uno de los más influyentes que hayan existido, y un concepto fundamental para la fotografía que sería llamado straight photography.

Fue un corte radical y necesario con el pictorialismo, con la imitación de las texturas gráficas de los dibujantes y grabadores, el copiado sobre papeles de uso artístico previamente emulsionados y la utilización de lentes de foco difuso. El nombre, f:64, como todo fotógrafo sabe, corresponde a la abertura más pequeña de una lente de gran formato. Es decir, todo a foco, de primer plano a infinito. Los desenfoques pasaron a ser cosa del pasado, rancia. Si las cámaras permitían movimientos en todos los sentidos, las lentes podían ofrecer unas imágenes muy nítidas y los papeles fotográficos eran cada vez mejores no había razón para no aprovecharse de todo ello. Bien conjuntado podía ofrecer una imagen del mundo visible, coherente y sin deudas con la pintura. Esto es, hacer de la fotografía un procedimiento artístico con sus propias reglas.

Weston hizo sus fotos de objetos vulgares, un inodoro entre ellos, o sus pimientos, o unos guantes viejos en una cuneta. Ansel Adams se dedicó a su gran trabajo sobre el wilderness norteamericano, sin delicuescencias. Imogen Cunningham se concentró en sus desnudos -hechos ahora con un criterio muy alejado del de sus primeros años fotográficos- y sus retratos de flores. Sí, retratos, de eso se trata.

Hay muchas imágenes posibles de Imogen. He seleccionado algunas que me parecen interesantes o esa, tan divertida, en que se la ve muy anciana junto a una joven modelo durante un workshop sobre fotografía de desnudo. Con todo, me parecen fascinante la serie que hizo sobre las camas deshechas. Una manera de narrar el vacío que dejan los cuerpos, su carencia.