Miedo a la oscuridad

Podríamos ir a su casa, dijo. Le di unas cuantas vueltas antes de decidirme, es tan estupenda la neutralidad de los hoteles con sus cajas fuertes para dejar la cartera. ¿Qué temes, que te robe, que entre alguien mientras duermes o estás obnubilado por su luz oscura?

Quién sabe, dice que trabaja para los servicios secretos y no hay forma de comprobar algo así. Me la han asignado y es un gran favor porque podría haber sido de otra manera. Físicamente, claro. Medidas corporales, -no lo dudes-, asunto de belleza. Cómo se pasan. No sé nada pero estoy dispuesto a cantar toda la noche si ella quiere saber algo. Me equivoco: está allí para ayudar en lo que yo le pida. ¿Me atrevo?